miércoles, 17 de febrero de 2010

LA NADA: Miedo y angustia en Valencia.

Este título sintetiza bastante bien el tilingo conjunto de meditaciones que me ha inspirado para verter en éste mi blog mi primera entrada.
Ayer estaba en clase de Metafísica, una de las últimas asignaturas de esta carrera que nunca acaba. Pues bien... Estaba, como decía, en clase de Metafísica, cuando el profesor, como dejándose llevar, empezó a intentar definir LA NADA. Desde un enfoque puramente metafísico (es decir, tilingo) abogó por prescindir del raciocinio, del que toda la Historia de la filosofía había hecho uso, para empezar a definir la realidad última basándonos en el sentimiento, en los afectos.
Efectivamente, esta retaíla de palabras se resume mejor en: hablaba de Heidegger, del existencialismo, y nos pintó esta escuela filosófica como una escuela de verdaderos vividores que por una vez abandonaban el fuego de la chimenea y el aislamiento, para formular el mundo a partir de la propia vida, del existir, del DASEIN (de ese estar eyectado, como dice el presentador de ese programa argentino).

Todo pintaba bien, pero he aquí que el profesor habló de que Heidegger consideró que sólo eran dos los afectos válidos para definir LA NADA (y a su vez, el TODO). Y cuáles eran??? (preguntaréis) . El miedo y la angustia!!!!!!

También dijo que el amor y la experiencia de la existencia estaban bien, pero eran más como de ir por casa. No eran suficientes.

Así que, como véis, nos sacaron del metódico análisis metafísico de los Descartes, Kants, y compañía, para empujarnos a filosofar con el estómago. Eso sí, nada de caminos de rosas (caminos de flores)... Aquí no sonríe ni Dios.

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